Tener problemas para prestar atención, actuar sin pensar en las consecuencias de sus actos o ser demasiado activos, pueden ser indicativos de TDAH. Aunque este trastorno no tiene cura, es posible controlarlo eficazmente y mejorar muchos de sus síntomas a medida que el niño crece.

¿Qué es el TDAH y cómo se trata?

El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es una condición que afecta a la capacidad de concentrarse, controlar los impulsos y regular la actividad. Según los CDC, es uno de los trastornos del neurodesarrollo más frecuentes en la infancia y puede persistir hasta la edad adulta.

Los síntomas del TDAH pueden variar según el tipo (predominantemente inatento, predominantemente hiperactivo-impulsivo o combinado) y la edad de la persona. Es normal que a los niños les cueste concentrarse y comportarse bien de vez en cuando. Sin embargo, los niños con TDAH no van dejando atrás esas conductas a medida que crecen. Los síntomas perduran y pueden provocar dificultades en el colegio, el hogar o con los amigos.

Algunos de los signos más comunes son:

• Dificultad para prestar atención a los detalles o cometer errores por descuido.
• Fantasear mucho.
• Problemas para mantener el enfoque en las tareas o los juegos.
• Retorcerse o moverse nerviosamente.
• Desorganización y olvido, perder cosas con demasiada frecuencia.
• Inquietud, agitación o dificultad para quedarse quieto.
• Hablar en exceso o interrumpir a los demás.
• Actuar sin pensar o sin medir las consecuencias y cometer riesgos innecesarios.
• Tener dificultades para empatizar con otros.

El TDAH puede afectar al rendimiento académico, las relaciones sociales y la autoestima de los niños que lo padecen. Además, puede estar asociado a otros problemas o trastornos, como ansiedad, depresión, trastorno de aprendizaje o trastorno negativista desafiante.

Tipos de TDAH

Según la sintomatología de cada persona el TDAH se puede presentar de distintas formas:

• Con predominio de la falta de atención: resulta difícil para la persona organizarse o terminar una tarea, prestar atención a los detalles o seguir instrucciones o conversaciones. La persona se distrae fácilmente o se olvida de detalles de la rutina diaria.
• Con predominio de la impulsividad o la hiperactividad: la persona se mueve con gran excitación, está inquieta y habla excesivamente. Le es dificultoso quedarse quieta o sentada durante mucho tiempo (p. ej., para comer o mientras hace los deberes). Los niños más pequeños pueden correr, saltar o trepar continuamente. La persona está siempre nerviosa y tiene problemas con la impulsividad. Interrumpe con frecuencia a otros, toma sin permiso cosas que les pertenecen a otros o habla en momentos inadecuados. Resulta complicado para la persona esperar su turno o escuchar instrucciones. Una persona impulsiva suele tener más accidentes y lesiones que los demás.
• Presentación combinada: todos los síntomas de las formas anteriores se manifiestan en la persona.

Puesto que los síntomas pueden variar con el transcurrir del tiempo, las formas en que se presenta el trastorno también pueden cambiar con el paso del tiempo.

Causas del TDAH

El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es una condición que afecta el funcionamiento cognitivo, emocional y conductual de algunas personas. Las causas científicas del TDAH no están totalmente claras, pero se cree que hay varios factores que influyen en su desarrollo.

Algunos de estos factores son:

• Genética: El TDAH tiene un componente hereditario, lo que significa que puede pasar de padres a hijos. Se han identificado varios genes que podrían estar relacionados con el TDAH, aunque no se sabe exactamente cómo afectan al cerebro y al comportamiento.
• Neurobiología: El TDAH se asocia con alteraciones en la estructura y el funcionamiento de algunas regiones cerebrales, especialmente las que regulan la atención, la impulsividad y la autocontrol. Estas alteraciones podrían deberse a un desequilibrio en los niveles de ciertos neurotransmisores, como la dopamina y la noradrenalina, que son sustancias químicas que transmiten información entre las neuronas.
• Ambientales: El TDAH también puede estar influenciado por factores ambientales, como la exposición a sustancias tóxicas durante el embarazo o la infancia, el estrés, el trauma, la falta de estimulación o el estilo educativo. Estos factores pueden afectar al desarrollo cerebral y al aprendizaje de habilidades sociales y emocionales.

El TDAH es una condición compleja y multifactorial, que requiere una evaluación e intervención individualizadas. No existe una causa única ni una cura definitiva para el TDAH, pero se pueden aplicar diferentes estrategias para mejorar la calidad de vida de las personas que lo padecen y de sus familias.

¿Cómo se diagnóstica el TDAH?

El diagnóstico del TDAH se basa en una evaluación exhaustiva que incluye entrevistas, cuestionarios, observaciones y pruebas psicológicas. No hay una prueba única o definitiva para confirmar el TDAH, sino que se requiere un juicio clínico basado en criterios establecidos.

Decidir si un niño tiene TDAH es un proceso de varios pasos. No hay un único examen para diagnosticar el TDAH y hay muchos otros problemas, como la ansiedad, la depresión y ciertos tipos de trastornos del aprendizaje, que pueden presentar síntomas similares.

¿Cuál es el tratamiento del TDAH?

El tratamiento del TDAH tiene como objetivo reducir los síntomas, mejorar el funcionamiento y prevenir complicaciones. Para ello, se pueden emplear diferentes estrategias, como:

• Medicación: existen fármacos que actúan sobre el sistema nervioso central y ayudan a regular la atención, la impulsividad y la actividad. Los más usados son los estimulantes, como el metilfenidato o la anfetamina, pero también hay otras opciones no estimulantes. La medicación debe ser prescrita y supervisada por un médico especialista.
• Terapia psicológica: consiste en aplicar técnicas cognitivas y conductuales para enseñar al niño habilidades de organización, planificación, autocontrol y resolución de problemas. También se puede trabajar con los padres y los profesores para ofrecer pautas de manejo y apoyo al niño. La terapia puede ser individual, grupal o familiar.
• Intervenciones educativas: se refieren a las adaptaciones o modificaciones que se pueden realizar en el entorno escolar para facilitar el aprendizaje y la conducta del niño con TDAH. Algunos ejemplos son: simplificar las instrucciones, acortar las tareas, reforzar positivamente el esfuerzo y el logro, evitar distracciones o proporcionar apoyos visuales.

El TDAH es un trastorno complejo que requiere un abordaje multidisciplinar e individualizado. No existe una cura definitiva para el TDAH, pero con un tratamiento adecuado se puede mejorar la calidad de vida de las personas que lo sufren y sus familias.

En Psicología Corbacho estamos especializados en el tratamiento del TDAH y somos expertos en terapia conductual. Estamos aquí para ayudarte, no dudes en consultarnos tu caso para recibir la orientación y asesoramiento profesional que podemos ofrecerte.